lunes, 17 de agosto de 2009

Generación Ni-ni

EN MI Carta a los herederos ya preví este desmadre y despadre de la generación que ni estudia ni trabaja. Esa fue la primera pregunta que se hacía para intentar ligar: una u otra respuesta se sobreentendía. Hoy no. Se ha conseguido entre todos este ni-ni aterrador. Un joven se enfrenta, sin proyectos, a un nivel de vida peor que el de sus padres, que llegaron a él con un esfuerzo que, según vemos, no le merece la pena. Su atmósfera es inflamable; sus esfuerzos, muy débiles por temor a la frustración y previéndola; su incertidumbre está en el empleo -no saben lo que quieren- y en la pareja, insegura también; viven sólo en el hic et nunc (ignoran el latín: el aquí y ahora) sin mirar más allá, indiferentes en apariencia a su futuro, desentendidos del tiempo que los hace demasiado mayores a los 35 años, como Peters Panes gilipollescos. Esta generación ya existía; la crisis la ha puesto más de manifiesto: sólo el 40% de los universitarios se coloca de acuerdo con sus estudios. No hay vocaciones claras, salvo de futbolistas o similares. Aquí la irresponsabilidad es la reina absoluta.

Antoni Gala / El Mundo